Por su aspecto exterior, pueden parecer todos iguales, con su cilindro metálico, su válvula, su manómetro, su manguera y su boquilla. Sin embargo, no lo son: hay muchos tipos de extintores, con diferencias fundamentales entre sí. Varía su contenido, que se denomina agente extintor y que lo hace apto o no para un tipo de fuego concreto, un tema que por cierto te contamos con detalle en este otro post, donde explicamos los tipos de extintores que existen. Por tanto, es importante prestar atención a la información que muestra su cilindro y saber elegir el adecuado, todo esto lo explicamos en nuestro curso de extinción de incendios. A continuación te lo contamos.

Tipos de extintores, según diferentes criterios

Hay varias formas de clasificar los tipos de extintores. Por ejemplo, según su forma de uso, lo que nos lleva a hablar de manuales, automáticos o con ruedas. También podemos atender a su tamaño, habiendo muchas opciones, generalmente desde 1 kg hasta 100 kg. Sin embargo, la clasificación más práctica es la de su agente extintor, que nos indicará a su vez con qué fuego se puede emplear y con cuál está totalmente desaconsejado.

 

Extintores según su agente extintor

Se pueden distinguir ocho tipos de extintores según el agente que contienen:

 

  • Agua: es quizás el elemento que todo el mundo tiene en la cabeza, pero no es el único posible ni el más indicado en muchas situaciones. Es válido para fuegos de clase A. Actúa por enfriamiento y sofocamiento, pero no tiene efecto en otros fuegos y, de hecho, es muy peligroso cuando hay presencia de electricidad.

 

  • Agua pulverizada: este matiz es importante, pues permite que estos tipos de extintores sean válidos para fuegos de clase A y también para los de clase B originados por líquidos no solubles en agua, como el gasoil. Su descarga expulsa finas gotas de agua, a modo de niebla.

 

  • Espuma (AFFF): son válidos para fuegos de clase A y B que no son solubles en agua. Actúan por enfriamiento y sofocación, como el agua, creando una capa acuosa que desplaza el aire e impide escapes de vapor que podrían generar nuevas llamas.  Con fuegos eléctricos no se recomienda para tensiones de más de 35 Kv, respetando mínimo un metro de distancia.

 

  • Polvo químico: es uno de los más versátiles, puesto que se puede usar frente a fuegos de clase A, B, C y con presencia de electricidad. Actúa desactivando la reacción en cadena del fuego y dejando una sustancia pegajosa sobre la superficie que, además, la protege.

 

  • Dióxido de carbono o CO2: actúa por enfriamiento súbito, generando una especie de hielo o nieve carbónica. También tiene efecto sofocador, por desplazamiento del oxígeno. Válido para fuegos de clase B y C, aunque exista presencia eléctrica.

 

  • Polvo seco especial para metales: es el único válido para fuegos de clase D, que como ya explicábamos en el post correspondiente, es el que entraña mayores riesgos y peligros. Este tipo de fuego se puede encontrar en las baterías de litio.

 

  • Acetato de potasio: estos extintores están específicamente pensados para fuegos de clase F, el originado por aceites y grasas de cocina. Crea una niebla que forma una espuma jabonosa, que también refrigeran la brasa o el aceite causante del fuego.

 

  • Compuestos halogenados: estos agentes extintores han sustituido en los últimos años a los antiguos halones extintores, efectivos pero muy dañinos medioambientalmente. Existen numerosas opciones en la actualidad, con agentes de muy diferentes nomenclaturas, y siguen apareciendo nuevas propuestas en el mercado porque es un campo de amplia investigación. Rompen la reacción en cadena del fuego capturando los radicales libres y no son conductores eléctricos, así que se aconsejan para fuegos de clase B, C y con electricidad.

 

Como ves, las opciones son muy numerosas y muchas de ellas son excluyentes entre sí. Por ello, en nuestro curso de formación tratamos a fondo todos los tipos de extintores y te permitimos probarlos en las sesiones prácticas de los mismos.