“Un fenómeno caracterizado por la emisión de calor y de luz, generalmente con llama”. Esa es la definición de la RAE para la palabra fuego. Sin embargo, no todos son iguales y sus diferencias son fundamentales a la hora de sofocarlo, especialmente por la elección del agente extintor más adecuado. Por ello, a continuación te explicamos brevemente cuáles son los tipos de fuego a los que te podrías enfrentar, un tema que tratamos en detalle en nuestros cursos de formación.

Clasificación de fuego, según sus clases:

  • Fuego de Clase A: es el originado por combustibles sólidos inflamables, como la madera, el papel, la paja u otros materiales, normalmente de naturaleza orgánica. Una de sus particularidades es que, al arder, dejan rescoldos, brasas o ceniza
  • Fuego de Clase B: originado por combustibles líquidos inflamables, como es el caso de la gasolina, los aceites o los disolventes. El aumento de la temperatura puede liberar gases y, en determinadas condiciones, provocar explosión
  • Fuego de Clase C: originado por gases inflamables, como es el butano o el gas natural. Muy peligrosos también por la posibilidad de producir explosiones
  • Fuego de Clase D: a estos fuegos se les suele llamar ‘especiales’, pues son originados por productos químicos o metales combustibles como el aluminio pulverizado o el litio
  • Fuego de Clase F (también referido como Clase K en algunos casos): la última clase en tipificarse y se refiere a aquellos originados por grasas y aceites de cocina, que tienen un comportamiento distinto a los materiales descritos más arriba

En la clasificación del fuego no hay unanimidad con respecto a la Clase E, que es la que se referiría a los fuegos eléctricos, es decir, los originados en instalaciones o equipos eléctricos, o bien aquellos que se producen en presencia de tensión eléctrica, que es un factor de peligro añadido al propio fuego.

Ejemplos de estos tipos de fuego

Una vez conocidos los diferentes tipos de fuego, resulta interesante poner ejemplos de situaciones en que están presentes cada uno de ellos.

  • Clase A: uno de los ejemplos más habituales son los incendios forestales. Algunos bosques prenden más que otros, como es el caso de los pinares, y agentes meteorológicos como el viento pueden avivarlos
  • Clase B: un incendio en una gasolinera. La mayor peligrosidad se da en espacios de cierto confinamiento, pues la velocidad de combustión puede provocar explosión
  • Clase C: el más habitual es probablemente el causado por bombonas de butano. Uno de los mayores riesgos a los que se enfrenta un bombero en estas condiciones es la explosión que se puede generar en las propias bombonas, como consecuencia de la subida de la temperatura y, por tanto, el aumento del volumen del gas dentro de dichos recipientes
  • Clase D: se puede dar en plantas industriales en fuegos con presencia de magnesio, aluminio o titanio, por ejemplo. Puede producir explosión y eso obliga a extremar las precauciones. También puede requerir de equipos de respiración autónoma y ropa protectora especial.
  • Clase F: originado en restaurantes, por ejemplo en una freidora. Uno de los grandes riesgos aquí es utilizar un agente extintor inadecuado, como podría ser el agua

Para abordar con más profundidad qué extintores hay que usar en cada uno de estos tipos de fuego, hemos elaborado este otro post, que te servirá de ayuda en tu negocio.

Además, todas estas cuestiones las abordamos a fondo en nuestros curso de extinción de incendios, desde un punto de vista teórico pero también de manera práctica, con túnel de humo y campo de fuego, para poder conocer en persona el comportamiento de los diferentes tipos de fuego y la respuesta que se debe dar a cada uno de ellos.